Homo denisova
En el verano de 2008, investigadores rusos que excavaban la cueva de Denísova, en el sur de Siberia, encontraron un fragmento de hueso de dedo humano.
Supusieron que se trataba de hueso de Neandertal, igual a los demás que ya habían encontrado y que tenían una antiguedad de 30 a 40 ka.
En 2010, Svante Paabo, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania, analizó el ADN del dedo y descubrió que no se parecía al ADN de los Neandertales: el hueso había pertenecido a una especie humana extinta, desconocida, que había salido de África antes que los Neandertales.
La hipótesis se reforzó cuando se analizó un diente encontrado en la cueva en 2000. La conclusión fue rotunda: el ADN de los homínidos de Denísova pertenece a una categoría distinta.
Todo parece indicar que los ancestros de los denisovanos se separaron de nuestros ancestros hace 804 ka y se separaron de los Neandertales hace 640 ka.
También se sabe que compartimos entre 1 y 4% de nuestro genoma con los Neandertales y que algunas poblaciones actuales comparten genoma con los denisovanos.
Eso significa que cuando se encontraron, hubo intercambio genético entre las poblaciones, aun cuando habían estado separadas geográficamente por miles de años.