Homo neanderthalensis

Hoy, el valle del Neander, en Alemania, es un hermoso lugar, con bosques, cuevas y unos acantilados espectaculares. A mediados del siglo XIX, esa zona era explotada para utilizar todos sus recursos naturales.

Existían muchas minas de donde se extraía piedra caliza para ser aprovechada en construcción y en la fundición del hierro.

En agosto de 1856, dos mineros que limpiaban una cueva hoy llamada Feldhof o Kleine Feldhofer Grotte, encontraron algunos huesos entre los escombros que llevaban en sus carretillas.

Para beneplácito de la ciencia moderna, uno de los dueños, Wilhelm Beckershoff, decidió que bien valía la pena conservar esos huesos. Inclusive mandó a los trabajadores en busca de más.

En total, se recuperaron 16 piezas que debieron haber formado parte de un esqueleto completo.

Afortunadamente los fósiles de hueso llegaron eventualmente a manos de un profesor de anatomía de la Universidad de Bonn, de nombre Hermann Schaaffhausen, quien se convenció que se trataba de los restos de un hombre muy antiguo.

Se les puso el nombre de Neandertal por el valle donde fueron encontrados. Hoy se sabe que los Neandertales poblaron Europa y Asia durante 300 ka y desaparecieron misteriosamente hace 28 ka.

En la actualidad se conocen cientos de fósiles de Neandertales.

Las características que los distinguen de los humanos ya no son cuestionadas. Se sabe que a edad madura, eran bajos de estatura, fornidos y de apariencia extraña. Si los vistiéramos con ropa contemporánea quizá podríamos esconder sus torsos gruesos en forma de barril y sus extremidades cortas. Pero sus cabezas desproporcionadamente alargadas, sin mentón y con unos arcos acentuados sobre los ojos, llamarían mucho la atención entre la gente.


En 2000 se publicó un artículo en la revista Antiquity, donde se muestran tres conjuntos de mapas.

El primer conjunto muestra en intervalos de 2.5 ka a partir de hace 40 ka, los lugares donde hay evidencias que existían poblaciones de Neandertales.

El segundo conjunto de mapas muestra para los mismos intervalos de tiempo, dónde estaban ubicados los humanos.

El tercer conjunto muestra los lugares donde Neandertales y humanos convivieron juntos, mismo tiempo y mismo sitio.

Las conclusiones de los autores son que:

  • Aun cuando hubo poblaciones de Neandertales y de humanos coexistiendo en Europa, estas poblaciones eran tan pequeñas y el territorio tan grande que no se mezclaban. Había terreno para todos.

  • Hubo exclusivamente un área donde cohabitaron, que es en el sur de Francia, entre los Pirineos y el río Vezere, hace entre 35 y 27.5 ka.

Este trabajo no parece tener la última palabra. En 2010, Svante Paabo, un biólogo sueco especialista en genética, publicó junto con su equipo un artículo que causó revuelo por todo el mundo: los Neandertales se habían cruzado con los humanos de la época. La evidencia es que todos los seres humanos no Africanos, desde los de Nueva Guinea, los franceses, los chinos, absolutamente todos, tenemos entre el 1 y el 4% de genes Neandertales.


El ancestro común entre nosotros y los Neandertales es de hace 500 ka. Nuestros antepasados se separaron de ellos mucho antes de que Homo sapiens apareciera.

Es curioso que los Neandertales tenían cuerpos más grandes y fuertes que los nuestros y sus cerebros eran de mucho mayor volumen que los nuestros.

Aun así, ellos desaparecieron y nosotros fuimos una especie muy exitosa.


Mucho se ha escrito acerca de las desventajas cognocitivas que se creía tenían los Neandertales comparados con Homo sapiens. Descubrimientos recientes revelan que algunos de ellos tenían capacidad de pensamiento simbólico, por lo tanto posiblemente lenguaje. Manejaban herramientas y tenían conocimientos que les permitían aprovechar una amplia variedad de alimentos.

Hay evidencias que indican que tenían conductas sofisticadas que alguna vez se creyó solo el ser humano practicaba, como se muestra en la tabla adjunta.

Los Neandertalesno sólo consumían carne. En 2012 se publicó un artículo que reporta que por lo menos los que vivían en la cueva del Sidrón, en el norte de España, comían plantas cocidas e inclusive consumían variedades medicinales.

Se sabe que tenían la misma versión del gen FOXP2, gen relacionado con el lenguaje, que tenemos los humanos modernos. Además tenían el hueso hioides igual al nuestro. Este hueso, localizado debajo de la lengua y arriba de cartílago tiroides, facilita la producción de gran variedad de sonidos. Todos estos descubrimientos fortalecen la idea de que los Neandertales sí tenían lenguaje.


Quizá nunca sabremos porqué hace 28 ka, en Europa, adonde ya había llegado Homo sapiens, desaparecen los Neandertales.

Mucho se ha especulado acerca de si nuestros antepasados tuvieron algo que ver o no.

Las teorías más recientes apuntan a que tuvimos poco que ver o mejor todavía, no tuvimos nada que ver.

Simulaciones hechas por computadora muestran que si los Neandertales tenían una tasa de natalidad un poco menor que la de los humanos, o si tenían una esperanza de vida un poco más corta, esas pequeñas diferencias habrían bastado para que desaparecieran.

Sólo con que los Neandertales tardaran más en destetar a sus críos bastaría para que al multiplicar esta desventaja a lo largo de miles de generaciones los humanos se impusieran.

Si agregamos la posibilidad que estas condiciones se combinaran entre ellas, además de que seguramente hubo cambios climáticos y dietas deficientes, la conclusión es que aun cuando sobrevivieron en Europa por más de 100 ka, su desaparición era inevitable.


La mayoría de los Neandertales moría antes de cumplir los 30 años. Esto se sabe por los huesos que se han encontrado. Ninguno rebasaba los 40 años. En contraste, los humanos de esa misma época vivían hasta los 50 años.

Se han encontrado restos de Neandertal que muestran que vivieron por muchos años con discapacidades. Esto significa que había quien se preocupaba y ocupaba de ellos para alimentarlos y cuidarlos. Esto es evidencia de vida emocional.

Es enorme la cantidad de restos óseos de Neandertales que se han encontrado. Esto se debe a que enterraban a sus muertos, lo que sugiere que posiblemente hasta tenían una especie de religión. Las tumbas nunca contienen objetos de la vida diaria, únicamente los huesos, salvo en un sólo caso. Hay una tumba en Irán donde además de los huesos se encontró polen de flores. Esto podría significar un rito donde preparaban a sus deudos para una vida después de la muerte.

Muchos de los restos muestran fracturas de hueso que sanaron en vida, en particular muchas en la zona de la cabeza y el cuello. Hay un estudio que muestra que el tipo de fracturas que sufren los vaqueros son similares a las que sufrían los Neandertales. Esto tambien sugiere que se enfrentaban a los animales que cazaban.

También se sabe que vivían en comunidades pequeñas, quizá porque nunca crearon cultura que cohesionara al grupo, y la rutina de vida de todos los grupos era siempre la misma: ir de cacería, hacer fuego, construir sus herramientas, comer y vestir.


Es comprensible que desde el punto de vista de los Neandertales, los humanos hacían mejores herramientas, tenían mejores técnicas de cacería, mejores campamentos y controlaban mejor el fuego.

Hay evidencias que los Neandertales del sur de Francia, que coexistieron con los humanos en la misma zona, copiaban los artefactos que los humanos desarrollaban.

Existen 125 sitios con restos claramente Neandertales, como Arcy-sur-Cure en Borgoña, donde los huesos decorados, los anillos de marfil, los dientes ranurados de lobo, zorro, reno, hiena u otros animales, imitan torpemente los mismos artefactos desarrollados y encontrados en sitios habitados por Homo sapiens.


Darwin publicó su libro El origen de las especies tres años después del descubrimiento del primer cráneo Neandertal. Él supo del descubrimiento que fue hecho en 1856.

El nombre que se les dio al homínido se debe a que los restos fueron encontrados en una cueva en el Valle de Neander, en Alemania.

Hoy se sabe que esos restos son de hace 40 ka.

Darwin también supo del descubrimiento de herramientas hechas en la época de las glaciaciones, es decir, de hace entre 25 mil y 12 mil años. Esta noticia lo regocijó. Por fin había evidencias que contradecían la antigüedad que los libros sagrados le adjudicaban al ser humano.


Los muchos sitios donde se han encontrado restos de Neandertales permiten especular acerca de cuál era su forma de vida.

Los Neandertales eran extremadamente fuertes y resistentes. Esto queda confirmado por el grueso de sus huesos. Seguramente podían hacer puré a un ser humano.

Fabricaban herramientas, aunque su tecnología no cambió por decenas de miles de años.

En algunas ocasiones se mataban entre ellos y hasta se comían entre ellos.

Pero lo más sorprendente es que hay evidencias de que podían tener una conducta empática. Hay casos donde es claro que cuidaban a sus semejantes.

Los restos del Neandertal original tienen huellas de que sufrió heridas serias en la cabeza y en el brazo izquierdo, y que se recuperó de ellas.

Los restos de La Chapelle son de un Neandertal que padecía artritis, una costilla rota y una rodilla rota. Pero también muestra que se recuperó de estas lesiones.

Los restos de la cueva Shanidar, en el norte de Irak, muestran a un individuo al que los arqueólogos llamaron Nandy, de 40 o 50 años, con un tremendo golpe en la cabeza que lo debió haber dejado ciego del ojo izquierdo, con un brazo derecho atrofiado y amputado debido a varias fracturas, y con huellas de que cojeaba al caminar. Sin embargo, todas esas lesiones habían sanado.

Esto significa que necesariamente otro individuo se ocupó de proveerlos de alimento, lo que a su vez implica empatía.


La comparación de genes entre distintas especies es un área de investigación que ofrece resultados de lo más interesantes. Un investigador, tratando de averiguar qué produce las diferencias entre humanos y simios, encontró 583 pedazos grandes de ADN que están desaparecidos en los humanos y están presentes en los simios. Cuando se puso a ver con detalles qué genes son los que residen en esos pedazos de ADN, encontró algo sorprendente.

Una de las proteínas que se codifica en esa sección es la que expresa las espinas del pene en los simios, que son unas estructuras de queratina que provocan que el macho eyacule rápidamente. Estas espinas no están presentes en los humanos, lo que permite disfrutar un coito prolongado.

Otro de los pedazos de ADN codifica una proteína que limita la división de las neuronas y muy probablemente juega un papel importante en el hecho que los humanos tenemos un cerebro más grande.

Este resultado es fascinante, pero mejora todavía más cuando se incluye a los Neandertales en la investigación.

Como el genoma Neandertal es ya de dominio público, fue posible analizarlo y se encontró que en los Neandertales no aparece el gen que produce espinas del pene. Esto muy probablemente significa que los Neandertales también disfrutaban de coitos prolongados.

El otro resultado es que los Neandertales no tienen el gen que limita la división neuronal. Eso era de esperarse, pues sabemos que tenían cerebros más grandes que los nuestros.

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