“La evolución es una cuestión de fe, es una religión”
Esta idea muy común que la evolución en particular y la ciencia en general son como otra religión, es resultado del desconocimiento acerca de lo que es la ciencia.
La ciencia no es resultado del dogma. La ciencia es resultado del razonamiento lógico y las evidencias. Cuando el razonamiento lógico y las evidencias muestran que lo que creíamos es falso, la ciencia se corrige.
Las religiones sí son resultado del dogma. Aun cuando las evidencias apuntan a que el dogma es falso, la religión ignora las evidencias.
Sabemos que la tierra es redonda, no porque sea un dogma, sino porque todas las evidencias apuntan a que el planeta es casi una esfera. Aun cuando nadie había visto a la Tierra desde el espacio, el razonamiento lógico llevó a los científicos a concluir que el planeta era casi una esfera.
También sabemos que los átomos existen - aunque ninguno de nosotros ha visto un átomo jamás - porque las evidencias muestran que todas las moléculas están compuestas por átomos.
Otra característica de la ciencia es que se revisa a sí misma: si alguna teoría está equivocada o incompleta, se corrige.
Ejemplos de teorías que resultaron ser falsas son:
la generación espontánea, refutada por Pasteur,
la herencia de caracteres adquiridos, de Lamarck, refutada por Darwin,
la teoría calórica, que suponía que un fluido llamado flogisto era el responsable del calor, fue refutada por Lavoisier,
la teoría geocéntrica, refutada por Copérnico.
La evolución en particular está sostenida por una cantidad avasalladora de evidencias que la hacen una explicación muy robusta acerca del origen de la complejidad.
Podría suceder que en un futuro surgiera una mejor explicación, en cuyo caso la evolución sería revisada.
Esta humildad y modestia de la ciencia es de la que carecen las religiones, que pretenden tener una explicación para todo, aun cuando las explicaciones no hagan sentido, no existan evidencias que las soporten y no sean replicables.