Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH)
El VIH produce una enfermedad personal, tanto en su modo de transmisión como en el estigma para quien lo porta. La intensidad de su destrucción rampante también es diferente en todos los pacientes. Es personal porque dos cualesquiera infecciones son distintas. Aun cuando llevan el mismo nombre y tienen las mismas consecuencias y prognosis, cada infección de VIH evoluciona de manera única y se convierte en un evento imposible de replicar. Es una trayectoria, más que una enfermedad.
La infección con VIH evoluciona tan rápido que en dos meses el virus ya se esconde del sistema inmune que trata de atacarlo. Si dos individuos se infectan de manera idéntica el mismo día, los virus de forma inmediata empiezan a divergir siguiendo distintos caminos evolutivos, para evitar que el cuerpo de cada uno de los portadores utilice sus habilidades para destruirlos. No es una exageración decir que el VIH es la entidad conocida que con más rapidez evoluciona. A dos años de la infección, el virus original pasa de ser un virus homogéneo a una mezcla de virus con más diferencias genéticas entre sí que los humanos y los chimpancés. Los llamamos con el mismo nombre, pero en realidad son un ejército invasivo de tanques, misiles e infantería, todos ellos resultado de la evolución a partir de un único soldado de a pie que entró al cuerpo.
En el caso del VIH, la evolución no solo se ve actuando en los virus, sino también en los grupos de individuos enfermos. Debemos recordar que mientras la gente se reproduzca antes de morir y mientras algunas personas tengan más descendencia que otros, existe oportunidad para que la selección natural actúe. Esto es lo que está sucediendo hoy en día. En lugares como África, la muerte antes de la reproducción es considerable. El Sida mata a niños, pero también mata a adultos en edad reproductiva. Ha aparecido un gen mutado entre los pobladores de África –un alelo llamado CCR5-Delta32– que le ofrece al portador protección contra la infección por el virus del Sida. Es posible predecir que si la mortalidad por Sida continúa, la frecuencia de este alelo se incrementará, convirtiendo a la población, con el tiempo, en una población resistente al virus.
Virus de inmunodeficiencia humana