Los dientes, las glándulas, las plumas y el cabello
La aparición de dientes en el registro fósil no sólo anuncia una nueva forma de vida, sino que revela el origen de una nueva manera de hacer órganos.
Los dientes aparecen por la interacción de dos capas de células de la piel en desarrollo. Básicamente, las dos capas se acercan una a la otra, las células se dividen, las capas cambian de forma y se dedican a producir proteínas.
La capa de afuera "escupe" lo que será el esmalte y la capa de adentro "escupe" lo que será la parte interior del diente. Con el tiempo, la estructura de lo que será un diente queda armada para después torcerse y producir las cúspides y depresiones de cada diente y muela, dependiendo de la especie que se trate.
Resulta que exactamente el mismo proceso sucede cuando se desarrollan otras estructuras en la piel: escamas, cabello, plumas, glándulas sudoríparas, inclusive glándulas mamarias.
Esto es otro ejemplo de cómo la evolución hecha mano de lo que ya existe para hacerle alguna pequeña modificación y usarlo para producir algo nuevo.
Los dientes, las glándulas, las plumas, las escamas y el cabello son variaciones sobre un mismo tema: la evolución de órganos que estuvieron relacionados entre sí en el pasado.
Este ejemplo es evidencia de cómo distintos órganos tienen un origen común.