¿Qué característica distingue al ser humano de las demás especies?
Mucho se ha escrito acerca de la superioridad del ser humano, derivado de ese chauvinismo de origen religioso que efectivamente Homo sapiens cultiva a la perfección.
Aunque en realidad sólo somos una especie más que sobrevivió por casualidad, debemos reconocer también que somos una especie exitosa que debe tener alguna particularidad digna de resaltar, la cual permitió que dominemos casi todo el planeta.
¿Pero cuál es esa particularidad, o cuáles son, que nos hacen diferentes?
Hay quien argumenta que somos diferentes por ser bípedos, pero esto es falso ya que las aves caminan en dos patas, los dinosaurios caminaban en dos patas y hay muchos ejemplos de simios que caminan en dos patas. El bipedismo no nos hace diferentes.
Otro argumento es el tamaño de nuestro cerebro pero éste tampoco es válido. Los neandertales tenían cerebros más grandes que el nuestro y tenían una relación cráneo/cuerpo mayor a la nuestra. Los neandertales no se distinguieron por su inteligencia por lo que podemos concluir que el tamaño del cerebro no es la clave.
El hacer herramientas tampoco lo es pues hay un sinnúmero de ejemplos de otras especies que hacen herramientas, como chimpancés y aves. En lo que sí somos distintos es en el hecho de que somos la única especie que utiliza herramientas para desarrollar otras herramientas.
No tener cabello en el cuerpo tampoco nos hace diferentes pues es falso que no tengamos cabello: sí tenemos vello en el cuerpo aunque es muy fino y de color claro. Además hay otras especies sin cabello como las ballenas y los delfines.
El manejo de lenguaje es muy socorrido para discriminar entre los humanos y el resto de los animales, sin embargo, recientemente se han hecho estudios que demuestran que existen muchas otras especies en las cuales los individuos son capaces de comunicarse entre ellos o con nosotros. Los ejemplos más impresionantes son:
Kanzi, el bonobo, que entiende inglés y se comunica con lexigramas.
Koko, el gorila, o Washoe, el chimpancé, que entienden ASL (el lenguaje americano de señas para sordomudos) y lo utilizan para comunicarse con los humanos o con otros individuos de su especie que también han sido entrenados para entender el lenguaje. Inclusive inventan términos nuevos cuando quieren expresar algo para lo cual no conocen un signo.
Los monos vervet, que dependiendo del depredador que vean en la selva (leopardo, víbora o ave) producen diferentes sonidos para alertar a su comunidad. Se ha visto que los infantes aprenden de los adultos a producir el sonido apropiado.
Por supuesto que el lenguaje de estos animales carece de la complejidad gramatical que tiene nuestro lenguaje, pero estrictamente hablando no somos la única especie que lo utiliza.
El tener conciencia es otro argumento utilizado para distinguir entre humanos y no humanos. Dependiendo de la definición de conciencia que se utilice es posible clasificar a animales como los chimpancés, los elefantes, los delfines, como animales con conciencia, ya que al verse frente a un espejo se dan cuenta que el individuo al que observan son ellos mismos. La manera de confirmar esto es pintándoles una marca en la frente que tratan de quitarse cuando la ven en el espejo.
El modificar el medio ambiente tampoco es privativo de los humanos. Los castores son conocidos por construir diques.
Quizá lo único que sí nos distingue del resto de los animales es que somos la única especie que trata de entender lo que sucede a su alrededor. Esa característica nos ha llevado a construir patrones, inventar teorías, improvisar explicaciones. Basta poner como ejemplo todos los mitos, leyendas, supersticiones y religiones que ha inventado el ser humano para tratar de explicar la realidad.
En esta categoría cae la ciencia, la única disciplina inventada por el hombre basada en razonamiento lógico y evidencias, la que mejor explica lo que sucede a nuestro alrededor, la única que permite construir sobre sus resultados anteriores y la única que es refutable.