La evolución se repite ocasionalmente en circunstancias distintas
Las opciones que la selección natural encuentra para que diferentes organismos se adapten a situaciones similares muchas veces se repiten de manera independiente.
Al analizar el árbol de la vida uno puede ver que estados y procesos complicados han surgido en múltiples ocasiones, muchas de ellas a partir de estados iniciales radicalmente distintos.
Si los genes que se requieren para construir estructuras relevantes y controles fisiológicos ya existen en los ancestros que todavía no sufren la adaptación, la selección hecha mano de la misma materia prima en circunstancias diferentes.
La fotosíntesis evolucionó al menos en tres ocasiones.
La lignina, el polímero que endurece las paredes celulares de las plantas y que permite que éstas crezcan muy alto desafiando la gravedad, evolucionó en dos ocasiones: en plantas vasculares terrestres y en algunas algas rojas marinas.
La eusocialidad, que es la organización social de las abejas, las termitas, las hormigas o los topos lampiños, apareció por lo menos 19 veces.
La fisiología de los homeotermos, aquellos animales que mantienen la temperatura corporal dentro de ciertos límites independientemente de la temperatura ambiental, apareció por lo menos en 8 linajes de vertebrados y en muchos grupos de insectos.
Plantas que flotan en el agua sin raíces evolucionaron a partir de plantas con raíces en 12 o más ocasiones diferentes.
Esqueletos mineralizados, como los exoesqueletos de los caracoles o los percebes, surgieron no menos de 21 veces y hace entre 550 y 445 ma.
La capacidad de inyectar veneno apareció en un mínimo de 24 grupos de animales distintos, desde medusas hasta arañas, escorpiones, hormigas, abejas, pulpos, peces, caracoles, víboras y hasta algunos mamíferos como el ornitorrinco y la musaraña de cola corta.