Alfred Wegener (1880-1930)
Antes del siglo XIX, el misterio de la distribución de algunos animales y plantas sobre el planeta no tenía explicación alguna:
¿Por qué la fauna de Norteamérica y Europa es muy parecida a los dos lados del Atlántico Norte, cuando la fauna de Sudamérica y África es tan distinta a los dos lados del Atlántico Sur?
¿Por qué la fauna de Australia es tan diferente a toda la fauna de los demás continentes?
¿Por qué hay marsupiales en América, como las zarigüeyas o tlacuaches?
¿Por qué en general no hay mamíferos grandes en las islas?
¿Por qué hay fósiles de camellos en América, pero no hay camellos vivos en la actualidad?
La ciencia debe poder aclarar con argumentos sólidos estos patrones en apariencia caprichosos. Como Darwin bien lo sugirió en algún momento, “la distribución actual de las plantas y de los animales es el resultado de la historia de su dispersión a partir de su lugar de origen. Las especies que son similares debieron evolucionar a partir de ancestros comunes”. Desde principio del siglo XIX se sabía de la existencia de fósiles casi idénticos en continentes muy distantes, como África e India, o Sudamérica y África. Nadie llegó a considerar la posibilidad de que los continentes se movieran. La idea desafía al sentido común. Como siempre sucede, el sentido común, aunque indispensable, no es confiable.
Alfred Wegener, geofísico alemán de principios del siglo XX, es recordado hoy como el pionero de la deriva continental, título como se le llamó, en un principio, al movimiento de las placas tectónicas. Wegener recopiló una serie de evidencias empíricas las cuales no dejan duda alguna que los continentes han cambiado de lugar a lo largo del tiempo, siendo algunas de ellas:
Las rocas del sur de Escocia y de Irlanda, que datan del Paleozoico, son más parecidas a las rocas de la Península de Terranova en Canadá, que a las del norte de Inglaterra.
Las minas de carbón de Bélgica y de las Islas Británicas están alineadas con las de los Montes Apalaches en Norteamérica.
Chimeneas volcánicas de kimberlita, conteniendo diamantes, aparecen tanto en África como en América del Sur.
Fósiles de los mismos animales y plantas se encuentran en regiones muy distantes, como la planta Glossopteris en Australia, Antártida, India, África y Sudamérica, y el reptil Mesosaurus en Sudamérica y África.
Existen evidencias geológicas de que durante el Carbonífero y el Pérmico, Sudamérica, India, África y Australia sufrieron una glaciación, mientras que Norteamérica, Europa y Asia estaban cubiertas por bosques húmedos y cálidos.
Y el rasgo más obvio es la costa este de Sudamérica que encaja a la perfección con la costa oeste de África.
Resulta muy irónico que la geología, esa ciencia que se dedica a estudiar las rocas más antiguas, sea de las ciencias más modernas. La idea fundamental sobre la cual la geología está basada –la de las placas tectónicas– es posterior al invento del rayo laser y al descubrimiento del código genético.
Alfred Wegener es famoso por haber sido el autor de la idea que los continentes son grandes masas que se desplazan una con respecto a la otra.