Selección sexual
Existen poblaciones donde los individuos eligen la pareja con la cual se van a aparear, mostrando preferencia por ciertas características y favoreciendo de manera no aleatoria los genes asociados. Los individuos se seleccionan entre ellos por razones sexuales.
Con el tiempo, ciertos genes habrán desaparecido de la población y otros se habrán convertido en mucho más frecuentes.
Un ejemplo de los efectos de la selección sexual es las danzas de cortejo sexual de las aves del paraíso, en Papúa, Nueva Guinea, y en el este de Australia. Los machos llevan a cabo danzas nupciales para atraer a las hembras.
En algunos casos se reúnen varios machos en las ramas de un mismo árbol y ofrecen su espectáculo. Las hembras se acercan y deciden a cuál de ellos prefieren para aparearse.
En otros casos los machos limpian un espacio de la selva para ahí mostrar su físico. Las hembras escogen a los machos más llamativos, quienes dejarán más descendencia y heredarán los genes responsables de los plumajes vistosos.
Las hembras de las aves de paraíso son atraídas por el macho que ofrece el mejor espectáculo y tiene el plumaje más llamativo.